se impregnan mis ojos de imágenes llegadas de la infancia.
Luz de un nuevo día,
Alegría del trigo que verdea sobre la tierra,
Ternura del idioma dormido dentro de mi lengua
Este suelo lleno de esperanzas aún desea darme paz.
Este sol que había perdido en los recodos del silencio,
en los pasillos del invierno,
rueda cerca de mis manos y lo acaricio como a mi piel recién nacida.
escrito 2001