jueves, mayo 04, 2006

El dolor de la infancia


El ángel de la guarda, que cuida a las niñas y a los niños de todos los males, no rondaba por mi barrio el día en que, un oscuro hombre, con manos obscenas quebró, como una paloma de cristal, mis sueños pequeños.
Los únicos ángeles que recuerdo son los que adornaban, en vano, las tumbas de los cementerios fríos y absurdos. Tristes y regordetes niños con alas llorando entre la pudrición.
El ángel de la guarda no atinaba a pasar por la vereda en donde mi inocencia se reflejaba en aguas del sanjón.
¿Dónde estaban los ángeles y Dios cuando mis manos chiquitas no alcanzaban la puerta para escapar?