jueves, octubre 20, 2005

Golpe de estado

Golpe de estado


El estado que puede provocar un golpe es, entre otros muchos, el de quedar aturdido por un buen tiempo.
De golpe me he sentido tan confundida que no alcanzo a comprender si es por el golpe, el estado de confusión, o una confesión a gritos que he sido golpeada.
Este estado que de golpe me causó tal conmoción puede que sea el mismo que le provoca a Ud. el golpe por el cual Ud. ha estado allí sentado hace años tratando de entender.
El golpe, que siempre es certero y deja en estado de idiotez a quienes lo padecen, tal vez, sea el que nos ha estado molestando a Ud. y a mi por éstos días.

Invierno

El andén se parecía demasiado a los pasillos del cementerio.
Los carteles se movían siniestros y ruidosos con el viento.
Los pasos venían del dolor, hacia el dolor, hacia el vacío.
Era demasiado temprano, era invierno y la llovizna cubría las superficies con su húmedo aroma de aucaliptos y soledad.
En el andén todos teníamos la mirada perdida en el horizonte, como si el fuera un lugar posible para hallar lo que jamás llegaría.
En el andén llorábamos y nos despedíamos, como en el cementerio y esa idéntica amargura teñía nuestros cuerpos convirtiéndonos en sombras delgadas que recorríamos las noches y los días.
En el andén o en el cementerio todos teníamos el mismo gris enjaulado en la mirada.
Era invierno, era demasiado temprano y el horizonte era un sueño al que todos deseábamos arribar.