Conquista
Desde tu llegada
todos mis días se oscurecieron
y no encuentro las palabras
para contarle al cielo mi dolor.
Desde que tu lengua
quemó la mía
todo huele a cenizas,
todo es desierto
desde que tus pasos
arrasaron mis semillas.
Mis ríos, mi sangre,
envenenados por tu sangre,
ya no corren.
Mi piel, descolorida apenas sostiene mi alma,
y sabe que un día más
será vejada
por tus codiciosas manos.
Escrito en el año 2000 por Gabriela Lorenzo
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