sábado, diciembre 17, 2005

El Día Después

Debo despertar , porque el sol sigue allá afuera,
esperando que viva.

Tengo que salir a dar pelea, con el cuerpo lleno de marcas,
con ese dolor constante que solo de a ratos no duele.

Filos de hojas sucias desdibujaron mi rostro.

Rompieron la felicidad de mis flores destrozaron la mujer que era.

La luz de mis mañanas fue arrasada por lenguas obscenas.
Bocas impunes mordieron la voluntad, arrancaron las palabras.

Entre estos escombros se esgrime esta yo antigua y nueva.

Fragmentos de mi inocencia luchan por salir a ver la luz.

Brotecitos de esperanza, buscan el espejo que les devuelva el verde nuevo para saberse vivos.

escrito dic 2005

sábado, diciembre 03, 2005

En viaje

En viaje, hacia el sitio que me devuelve las palabras,
se impregnan mis ojos de imágenes llegadas de la infancia.
Luz de un nuevo día,
Alegría del trigo que verdea sobre la tierra,
Ternura del idioma dormido dentro de mi lengua
Este suelo lleno de esperanzas aún desea darme paz.
Este sol que había perdido en los recodos del silencio,
en los pasillos del invierno,
rueda cerca de mis manos y lo acaricio como a mi piel recién nacida.

escrito 2001


martes, noviembre 08, 2005

Sin permiso

...No hace falta permiso para rodar desnudos por el piso,
como dos sordomudos, sin otro paraíso
que el que mi lengua invoca a las puertas del cielo de tu boca..”
Joaquín Sabina.


Desnudas, rozamos el cielo de las que no saben a donde queda el infierno.
Nuestras lenguas no dejaron de humedecer cada rincón de nuestros cuerpos.
Inventamos el lenguaje de las que no tienen nombre, de las que se ocultan para amar, cantamos canciones de agua sobre nuestras pieles.
A nadie pedimos permiso para recorrer de norte a sur estas tierras, siempre prohibidas y siempre nuestras
Nada puede poner límites a los ríos cristalinos de nuestra ansiedad.
No hay palabra que detenga este designio.
escrito 2004

Confesiones de un árbol que espera la primavera



Por alguna extraña razón, que solo la naturaleza y mi interior de árbol han de saber,
mis raíces han dejado de buscar el sustento de mi follaje,

de mi antiguo follaje, del follaje del que tus ojos se enamoraron.
Por alguna extraña y compleja razón, mis raíces se quedaron quietas y no atinan a buscar, en los lechos rocosos, hendijas que le permitan llegar al húmedo alimento de mis hojas.

Por alguna razón, esta memoria de árbol a olvidado el camino hacia la sed.
Este cuerpo mio, de árbol temeroso, ha detenido el vuelo de sus ramas hacia el cielo, sin advertir que mi verde es el lugar de descanso para la constelación de tu mirada y que mis frutos endulzan tus labios.

Por alguna extraña razón el aire hoy huele a primavera y mi cuerpo de árbol comenzó a recordar el tibio hueco de tu cuerpo entre mis ramas.
La primavera está cerca y mis raíces hoy desean recuperar las fuerzas para transitar el oscuro lugar que me separa del alimento que alimenta tu boca.

escrito 2005

martes, octubre 25, 2005

Aromos

Aromos

Eran la única luz posible
en mis pupilas
El cosmos guardó el polen
que preñaría de semillas
las constelaciones.
Eran la calma en el hueco
absurdo de mis días
Cayeron hasta el infierno
juntas sus ramas y sus raíces
La amarilla sangre golpeó
contra el suelo
Los olmos lloraron en silencio
Los pinos gimieron sus adioses
Los aromos morían como soles
yo moría con ellos.

Escrito en 1999

Ángel

Ángel

Busco tus pasos por los amaneceres,
por las oscuridades plagadas de tu aroma
y solo veo el filo de tus alas abriendo mi desesperación.
En esta orilla muda de soledad aguardo tu regreso
vestida de sombras.
En este abismo me pierdo
por seguir la huella que dejas sobre la hierba.
Ven a quitarme el viento que tus besos le dieron a mi alma.
Apaga mis pupilas,
devórame las entrañas
haz con mis huesos tu morada.
Llévate mi luz, a la tierra que florece con tu voz.


Escrito en 1999.

jueves, octubre 20, 2005

Golpe de estado

Golpe de estado


El estado que puede provocar un golpe es, entre otros muchos, el de quedar aturdido por un buen tiempo.
De golpe me he sentido tan confundida que no alcanzo a comprender si es por el golpe, el estado de confusión, o una confesión a gritos que he sido golpeada.
Este estado que de golpe me causó tal conmoción puede que sea el mismo que le provoca a Ud. el golpe por el cual Ud. ha estado allí sentado hace años tratando de entender.
El golpe, que siempre es certero y deja en estado de idiotez a quienes lo padecen, tal vez, sea el que nos ha estado molestando a Ud. y a mi por éstos días.

Invierno

El andén se parecía demasiado a los pasillos del cementerio.
Los carteles se movían siniestros y ruidosos con el viento.
Los pasos venían del dolor, hacia el dolor, hacia el vacío.
Era demasiado temprano, era invierno y la llovizna cubría las superficies con su húmedo aroma de aucaliptos y soledad.
En el andén todos teníamos la mirada perdida en el horizonte, como si el fuera un lugar posible para hallar lo que jamás llegaría.
En el andén llorábamos y nos despedíamos, como en el cementerio y esa idéntica amargura teñía nuestros cuerpos convirtiéndonos en sombras delgadas que recorríamos las noches y los días.
En el andén o en el cementerio todos teníamos el mismo gris enjaulado en la mirada.
Era invierno, era demasiado temprano y el horizonte era un sueño al que todos deseábamos arribar.

lunes, octubre 17, 2005

Hacia adentro


Que nos vean sentadas a nuestra mesa
con mantel de girasoles y luz.
Que vean nuestros platos llenos
de amor, de feliz almuerzo, cena,
pan del día en que decidimos
no ser quienes querían que fuéramos.

Que vengan que entren los que pensaban
que no se podía
que huelan el aroma de la paz en las mañanas,
el sol entrando a raudales por los ojos
y la lluvia a cada instante en nuestras pieles siempre nuevas,
que se den el disgusto de no verse en nuestro espejo
que sigan con sus mentiras de domingos paseando por las plazas

jueves, octubre 13, 2005

Mermelada

Mermelada

En la noche, que anidaba la calma de las aves, con hojas del otoño, encendí la hoguera.
Elegí las hierbas que habitaban el bosque, elegí las frutas que guardaban el recuerdo de las flores.
Desnudé las amarillas peras, a las soberbias manzanas, a los delicados duraznos, a los membrillos cargados de sol y en la redondez de las ciruelas, se detuvieron mis dedos imaginando que era tu piel.
El caldero hablaba su idioma de agua y fuego con la luna.
Corté las frutas por la mitad de la mitad, pensando en esa mitad de mí, que andaba en ti por los caminos, en esa mitad de ti que mi boca guarda y en el dulce placer que las frutas deshechas y mezcladas nos regalarían.
Las puse a hervir en el caldero y las rocié con azúcar y esperanza, con vainilla e ilusiones con hojas de menta y calma.
Revolví las horas, mantuve el fuego y mientras esperaba, estrujé un limón y una naranja y vertí los jugos junto con mis lágrimas.
El vapor empalagaba mi cuerpo, las ramas, el río y las estrellas. De a poco, en manos del fuego, en el vientre del caldero se rompían los cuerpos tiernos, se mezclaban y se hacían más dulces que en las plantas.
Cuando se aquietó el hervor furioso del agua las frutas eran una dulce totalidad que despertaba los deseos de la luna.
Dejé que el rocío con sus gotas enfriara el dulce, separé el cristalino resultado en recipientes de vidrio y pensé en esa totalidad que estaba separando, que no podía dejar de ser el dulce resultado de la unión de las mitades.

sábado, octubre 01, 2005

Naufragio


Naufragio


Otra vez sin refugio,
sin calma, sin destino.
Otra vez a la espera de arribar a un puerto
que no me sea extraño, que no destierre mis anhelos.

A la deriva, otra vez, como tantas
arrojando palabras al río,
besando la lluvia
tratando de entender el sin sentido
de ésta soledad poblada de estrellas.

Otra vez desnuda,
al borde del abismo
en busca del amparo
que el pecho de la luna
guarda para mí.

escrita por gabriela lorenzo en el año 2000

Conquista

Conquista

Desde tu llegada
todos mis días se oscurecieron
y no encuentro las palabras
para contarle al cielo mi dolor.

Desde que tu lengua
quemó la mía
todo huele a cenizas,
todo es desierto
desde que tus pasos
arrasaron mis semillas.

Mis ríos, mi sangre,
envenenados por tu sangre,
ya no corren.
Mi piel, descolorida apenas sostiene mi alma,
y sabe que un día más
será vejada
por tus codiciosas manos.

Escrito en el año 2000 por Gabriela Lorenzo

Fruto


Fruto

Pende al filo de una rama
caerá despacio como el sol
El peso de su dulzura lo hará
estallar contra el
suelo.
Su jugo se mezclará con las
vertientes.
El aroma de su cuerpo
traerá un sabor lejano
que sólo la tierra conocerá
cobijando el alma de un árbol nuevo.



Escrito en el año 2000 por Gabriela Lorenzo

jueves, septiembre 29, 2005

La cima

La cima

El deseo de llegar apuraba mis pasos.
El sol lamía con idéntica pasión las rocas, los árboles y mi piel.
Las sierras eran cada vez más azules,
más grises, más verdes, más cercanas, más mías.
Me deslicé a tientas por la verticalidad del camino,
yendo hacia el fondo, a ese fondo que anhelaba conocer.
Las ramas y las raíces me daban sus manos
para que el descenso no fuera una caída.
Todo quedó atrás, muy atrás el llano,
muy atrás el llanto, muy atrás la asfixia.
Ante mi y para mi el agua corría sobre los mansos cuerpos minerales.
Las piedras, con sus voces oscuras,
nombraron el vientre de la tierra que las albergó en noches de luna y fuego.
En el helado cuenco me sumergí,
en el helado beso que aguardaba mi llegada, me sumergí.
y recordé la canción húmeda y fragante que había olvidado al nacer.




El colectivo




Compartimos este inquieto lugar unos instantes y somos compañeros mudos en la ruta.
Me detengo en los gestos, en los rostros, en la forma de elegir el asiento,
podría adivinar sus nombres, sus apellidos, sus historias están escritas en sus miradas.
Podría saber que están pensando, aunque dan la impresión de no pensar en nada.
El paisaje, el mismo siempre y siempre distinto se los lleva lejos, todo corre allá afuera, tienen una simpleza que envidio, una resuelta tranquilidad, van hacia donde deben y no se los devora ese gusano que corre por mi sangre, que camina por el filo de mis párpados y no me permite dormir conel vaivén de el colectivo.

domingo, septiembre 25, 2005

8 de Marzo



Nacieron hojas y ojos enormes,
soles para mis días.


 

Para Ann

Poesia de lluvia

“...El que vio llover y llover...”
Tejada Gómez

Desde el espejo, sus ojos de ventada
se abrían al país de su infancia.
El viento arrasaba las copas
y el verde llovía sobre las veredas,
cuerpos de pájaros muertos
cubrían de angustia las plazas.
Siempre llovía sobre las chapas
agujereadas de su niñez,
siempre estaba su cama húmeda
húmeda la manta que no abriga.
Los pechos pasaban lejos de su boca
Llovía en la mirada de
esa mujer distante a quien deseaba
acariciarle el rostro.
Era húmedo el recuerdo y aunque no quisiera,
llovía sobre las ventanas ojos
que se abrían frente al espejo.

GAL

1968 - 2001



Aquí va una de mis poesías, espero les guste...

solo recuerdo astillas
de naufragios
lloviznas eternas
que pudren despacio,
las maderas
de esta nave que va
sin rumbo hacia la nada.
Hay un gris en este cielo
que no cambia
un dolor constante, milenario,
un olor a cenizas que no
deja respirar.
No logro hacer pie en este
mar confuso, mis brazos
están cansados
mis manos heridas.
Solo espero que mis ojos
estén abiertos para
cuando llegue la mañana.