domingo, enero 14, 2024

Limón

 



Duerme el sol debajo de la cáscara

 Sueñan las semillas con besar la tierra

Luna verde cargada de jugo

Creciendo desde la flor hacia  mi boca

 

sábado, enero 13, 2024

Amanece


 



En el extremo del horizonte dónde el mar y el cielo están pegados por un oscuro y delgado hilo
algo se rompe.
Un frágil rayo se asoma, luego otro y juntos, al rato, ya son luz.
El mar ahora es de plata y se mueve agitado porque el día lo despierta.
Se disuelve la noche como un puñado de azúcar sobre mi lengua.
Olas y rocas se besan por primera vez como si la noche les hubiera robado la memoria.
El sol renueva los colores, la sal vuelve a ser voz que todo lo nombra.

 


Al sendero, que alguna vez dibujaron mis pasos,

 lo devoró la hierba

pero sigue allí

 volveré, en círculos,  hacia adentro

hacia ese lugar que no recuerdo

encontraré esa parte de mi que murió

esperando la lluvia

abrazada a las flores.

Agua

 


 

 “…Era yo un río en el anochecer,

y suspiraban en mí los árboles,

y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.

Me atravesaba un río, me atravesaba un río!...”

Juan L Ortiz

 

 

Yo soy agua de lluvia que no para ni sabe llorar

Agua de río, agua de arroyo en la siesta de la infancia

Yo soy agua, rocío, sobre la hierba en la mañana

 Agua que va hacia un mar sin nombre

Hacia la noche en donde las gotas no duermen.

 

Gal

 

 

Abejas brotan del centro de las flores

Desprenden los aromas con sus alas

La siesta huele a florecitas sin nombre

La hierba abriga mi piel desnuda.

Tendida, mirando el cielo inmenso y silencioso

subo una mano para tocar una nube redonda,

mi otra mano alcanza  con prisa el pezón que señala al sol.

Se hunden mis dedos en la nube, que es como tu cuerpo,

Suave y mullido mundo de infinitas gotas.

Corto una una hoja y la saboreo con mi lengua

 imaginando que así saben tus labios.

 

A oscuras, ante la ausencia de tus ojos.
Muda sin tu boca.
Sin manos, sin piernas,  que puedan alcanzar tu cuerpo.
Desfigurada ante el espejo roto.
Cayendo y cayendo en el abismo dónde sólo habita
el fantasma de lo que alguna vez fuimos.
 

Gal.

Flor de azúcar

 


 

 Una luz diamantina lame las pieles.

La humedad trepa por los cuerpos y se  queda en los ojos que brillan ante la hoguera de palabras. 

El nogal, añoso, con  sus verdes manos nos acaricia en silencio. 

Crece en cada boca, en cada lengua, el deseo de decir,  de no callar nunca más, de gritar quienes somos y cuanto podemos amarnos. 

Ellas escriben historias con  tinta de color atardecer, enredaderas que trepan por nuestros corazones. 

Ellas se acompañan en los amaneceres que abren nuevos días,  son la mano que siempre está en la distancia de los años.

Ellas son hogar, son familia, son lo posible.

Están allí  juntas  disfrutando del verde siempre nuevo del amor.

Ven, con enormes ojos asombrados  y  alegría de niñas, subir por el muro la  pequeña flor de azúcar que va en busca del sol.  

 

A Ilse y Claudina

Diamante - Entre RíosSemana non sancta 2013 

GAL

Zapatos



Trato de comprender cual será el próximo paso que me lleven a dar y por qué pesan tanto.
Tengo la certeza de no estar muerta, porque los muertos, no llevan zapatos, al menos no los llevaban los que vi pasar ante mi, ellos caminan sobre superficies blandas, por eso, tal vez, no los necesitan.

A esa esquina, donde hay luz, no me llevan, ya los conozco, doblan antes, en la mitad de la cuadra en un callejón oscuro y húmedo.

Al borde del cerco que contiene las flores que me gustan tanto, tampoco, se desvían contra mi voluntad y lo que es peor hace tiempo que no cruzan la calle porque del otro lado están mis sueños colgados en los faroles, desparramados contra las vidrieras.

Trato de explicarle a mis pies, desde aquí arriba, que no tengo fuerzas en mis manos para arrancarlos, que no puedo desajustar los cordones y que ellos buscan un camino que desconozco.

Tengo la certeza de no estar viva, porque los vivos dominan sus zapatos y los hacen saltar para no pisar los charcos, se los sacan y los dejan debajo de la cama para poder descansar.

Trato de comprender en que momento les permití que fueran dueños de mi andar que hicieran huellas que nadie podría ver.

Pero tengo la certeza de nunca voy a encontrar la respuesta y que sólo tengo éstos zapatos.

domingo, diciembre 31, 2023

Elementos

Viento

Tu boca, al principio, mecía mis deseos.
Más tarde la insistencia de tu lengua
Desataba uno a uno mis sueños.
Tendidos en el suelo mis pétalos
ya no son ardientes llamas sobre el cáliz.
Se quebraron mis ramas, mis hojas están lejos,
muy lejos de mi cuerpo.
Estoy tendida junto al último pájaro
que intentó enfrentarte.


Tierra

Yo soy tierra
llanura extendida
hacia el río
frescura derrumbada
sobre brotes.
Suelo inmenso
que espera la lluvia.
Yo soy el refugio
de tu piel
verde para tus ojos
trigo para tu boca
hueco húmedo
en el que tus manos
pueden sembrar
la mañana.


Agua

Charcos espejos
Calles ríos
Agua sobre mi corazón
Agua en mis manos
Días agua
Hierba húmeda
Verde nuevo
Tierra vieja
En medio de esta inundación
Tus ojos soles
Tu boca viento
Tu beso amanecer.
A oscuras, ante la ausencia de tus ojos. Muda sin tu boca. Sin manos, sin piernas, que puedan alcanzar tu cuerpo. Desfigurada ante el espejo roto. Cayendo y cayendo en el abismo dónde sólo habita el fantasma de lo que alguna vez fuimos. Gal.

sábado, diciembre 18, 2010

Lejos

Cuando era chica vivía en el campo.

No era exactamente el campo pero era un lugar alejado de la ciudad.

“Fin de la zona urbana” decía un cartel que estaba cerca de casa.

Yo no entendía bien que era la zona urbana pero sabía exactamente qué significaba para mí volver desde la ciudad, en donde vivían mis abuelos, en dónde estaba la escuela, en dónde había negocios con vidrieras, y barrios con plazas y chicos que jugaban en las veredas, a la oscuridad y la soledad de esa casa alejada de todo.

Era un lugar original, no puedo negarlo, tenía un parque inmenso como patio de juego, pinos que crecían conmigo, perros a los que amaba como nunca amé nada en el mundo, pájaros que sabían hacer música, flores que crecían sin más cuidado que el de la lluvia, árboles que aprendí a oler y amar, el arroyo del medio ancho, marrón, misterioso peligrosamente atractivo cuando el sol se rompía sobre su quietud.

Toda la naturaleza desplegada ante mi curiosidad de niña, verdes que dibujaban sensaciones, atardeceres que me llenaban de nostalgia y millones de estrellas para soñar en mundos lejanos.

Yo jugaba en la hierba tirada de espalda viendo las nubes cambiar de formas. Yo inventaba palabras, designaba las cosas, y el cielo era mi refugio.

Quedaron en la memoria de mis ojos colores que jamás volví a ver, nada huele como entonces, nada duele como entonces, ya la hierba no es la misma.

Mi infancia es un poema que ya no puedo volver a decir.

Brote

La lluvia trajo este otoño.

Olor a musgos, tierra húmeda de besos.

Tu piel huele al territorio de mi infancia.

Tu voz avanza como la hierba,

como la llovizna sobre las plazas

Soy raíz que busca su destino,

curso de agua que nunca se detiene

Estás en mi sangre desde que tengo memoria

Memoria de brote que espera tu lengua para crecer.

jueves, agosto 27, 2009

De regreso

El sol baja como un globo encendido sobre un mar de autos.
Es un atardecer absurdo, tan absurdo como que vos te quedes en el andén con esos enormes ojos de lunas viéndome partir.
Intento ver, por última vez, tu cuerpo empequeñecido por la distancia.
Estas inmóvil allí esperando que levante la mano para decirte adiós.
Parecés una nena perdida que espera a su mamá.
Guardo el calor de tu boca que ahora es más caliente por el llanto.
El guarda me pregunta a dónde voy.
Yo lo miró y le digo a ninguna parte, sin ella no hay a dónde ir.

Sola

Estoy destendiendo la cama. Las sábanas flotan en medio de la habitación.
Pedazos tuyos y míos caen al suelo, pedazos de la noche que pasó, entre besos y caricias, se estrellaron y se perdieron en los dibujos de los mosaicos. Un caleidoscopio yace ahora en el piso que no me atrevo a pisar.
Pienso en cómo voy a transitar esta noche sin vos. Mis pechos estarán perdidos sin la brújula de tu lengua. Mis manos buscarán el territorio de tu espalda. La cañada en la que me pierdo es ahora un tibio recuerdo entre mis labios. Voy a morir de sed sin el agua de tu vertiente.
Esta noche nuestra cama será un desierto y tendré que mantenerme alerta contra las bestias que rondan en la oscuridad. Tendré que andar en silencio y despacio por el territorio de tu ausencia. Llevaré como amuleto los besos que dejaste entre mis piernas y el recuerdo de tu mirada para llegar viva al alba.

lunes, junio 29, 2009

Poesia

Tu lado de la cama guarda el vacío del universo,
agujeros negros esconden el tiempo en que tus besos desdibujaban los relojes.
Todas las constelaciones durmieron a mi lado y eso no significa nada.
No significa nada la mañana si vos no la nombras, ni significa nada la lluvia sobre las hojas muertas, no significo nada yo que siempre fui una sombra sin nombre y sin patria.
El día es largo y triste como las vías, los trenes y las estaciones que se suceden sin que estés en ellas.
No hay espejo que pueda decirme quien soy.
Tendré que entender esta ausencia como he entendido a la oscuridad.
Tendré que borrar de mi boca las palabras que te nombran y te construyen dentro de mí.

domingo, junio 21, 2009

Mientras te esperaba

Yo anduve por la noche
buscando raíces y lunas.
La oscuridad se hizo piel
la piel se hizo cuerpo.
En la noche yo supe
que tu boca me esperaba
aún así nunca te nombre.
Nombre las piedras del camino
que me acercaban a vos.
Nombre las hojas de los arboles
que me escondían de tu cuerpo.
Nombré el agua
que fluía entre mis piernas
mientras te pensaba en silencio
metida en ese hueco de rocas
que cantaban el día
que yo soñaba mientras
era de noche

Gal

giros

Paso el día como quien pasa un puente

Un río profundo y oscuro murmura

con tu voz debajo de mis pies.

El río tiene peces del color de tus labios.

Tiene ondas con la forma de tus pechos.

No sabe que mis ojos te buscan en su cuerpo.

Giro por los días que pesan como

el cuerpo de una mosca muerta

sobre una montaña de azúcar.

Sorda ante tu ausencia leo en mis labios

tus últimos besos.

No, mejor no hablar de ciertas cosas

"...Una mujer, una mujer atrás, una mujer atrás de un vidrio empañado..."



Una mujer empaña el vidrio
cubierta en sudor
desnuda, feliz, entera.

Una mujer empaña los ojos
de la mujer desnuda
detrás del vidrio,

Por senderos nuevos
de la mano
caminan hacia la paz.

Constelaciones enteras
duermen en sus pechos.

Una mujer jadea, empaña el vidrio.

Otra mujer murmura deseos de miel

Los vientres de las mujeres
humedecen la noche
ríos mansos
cantan entre piernas

Cuerpos desnudos
tejen mantos
con lilas y azahares

Una mujer jadea
detrás del vidrio empañado.
Una mujer lame la piel
de la mujer que empaña el vidrio.

Gritan, gimen, ríen
No habrá más silencios
Habrá rocío y mujeres
jadeando sobre la hierba

Una mujer sonríe
dentro de la boca de otra mujer

Una mujer detrás del vidrio empañado
guarda en su lengua para siempre
El nombre de la mujer
que le hizo empañar el vidrio.

Gal

Cantora nocturna

de Extracción de la piedra de locura

" La que murió de su vestido azul está cantando.
Canta imbuida de muerte al sol de su ebriedad.
Adentro de su canción hay un vestido azul,
hay un caballo blanco, hay un corazón verde
tatuado con los ecos de los latidos de su corazón muerto.
Expuesta a todas las perdiciones,
ella canta junto a una niña extraviada
que es ella: su amuleto de la buena suerte.
Y a pesar de la niebla verde en los labios
y del frío gris en los ojos,
su voz corroe la distancia que se abre
entre la sed y la mano que busca el vaso.
Ella canta. "

Alejandra Pizarnik


Si no estuviera sentada aquí
Estaría buscando del otro lado del espejo
una imagen desconocida para mis labios.
Si no fuera esta muerta tan triste y sola
sería esa mujer que pasa con panes fragantes
rumbo al encuentro de su estúpida vida.
Si no fuera yo la que teme al dolor de ser tan nítida
Seria yo, la que abrumada, pretende no ser nadie más.

Gal

sábado, mayo 10, 2008

Poesia

Desdichadas hojas tendidas sobre el suelo dibujan,
sin quererlo ni saberlo,
el sendero por el que caminan las amantes.
Del brazo de un sueño hecho de nubes,
creen ser felices,
no ven la trampa que teje el tiempo
que derriba hojas.

Gal

sábado, enero 27, 2007

Al lugar donde has sido feliz...

"...En macondo comprendí
que al lugar donde has sido feliz

no debieras tratar de volver..."

Joaquín Sabina


Es inevitable querer volver a los lugares en donde se ha sido feliz, pero los retornos suelen ser dolorosos.

Volver atrás no encaja con este hoy, con este corazón aventurero y con el desprecio que me invade por la nostalgia babosa que implica no aceptar crecer.

A veces miro detrás del cortinado del hoy, como si algún descuidado traidor estuviera proyectando una escena en la que mis ojos brillaban como jamás volverán a hacerlo, y no porque no haya momentos más felices en el hoy, simplemente porque el tiempo desdibuja y vuelve a dibujarte algo dentro, un curso de agua inexplicable, que recorre por años el mismo lecho, las mismas rocas pero que a cada instante se ve distinto.

Pararse en este hoy, en este filo del abismo que a cada paso se estira un poquito más y no permite ver que hay allá abajo lejos de los propios miedos, inventa un camino que no permite volverse atrás, un camino que impone ser caminado y a la vez vuelve los pasos mudos y la mirada atenta.

Retornar un poco es la cobardía de estar viva, es esa forma de permanecer viendo caer la sutileza tonta que adorna los árboles para que el verde sea un motivo, para que el ayer sea un motivo, para que el mañana sea un motivo. Y de motivo en motivo ir anhelando esas luces que fulguraban en el rostro del ayer y que jamás volverá a ser, en este hoy, porque este hoy no permite ser.

La tinta se ha vuelto veloz, las letras pasan tan rápido que no quedan dentro de las hojas y el otoño ya no sabe donde queda el ocre.

Volver un poco sobre los pasos dados es saber que es inevitable caminar, en dos patas, con la conciencia bien despierta. Es saberse lejos del primitivo aullido y aún así sentirse infelizmente orgullosa de una raza perdida en la soledad de un bosque oscuro lleno de cosas inútiles.

Gal

27 de Enero 2007

miércoles, enero 24, 2007

Desde el alba

Vivimos en tiempos difíciles, tal vez los haya habido peores, pero para mí, estos son los momentos más tristes de la historia.
A cada viviente su contexto histórico se le debe haber dibujado con el propio color de su mirada.
Pues estos días son tristes. El mundo no deja de arder, hay huesos, tantos y más cómo en el holocausto, hay muertes tantas y más cómo en las peores pestes, hay niños sin nombres que mueren recién nacidos y todos los días son los días de los inocentes.
Hay voraces bocas que todo lo desmoronan, con sucios dientes proclaman el milagro absurdo de seguir en pie como si nada, como si todo, como si esta deformidad fuera digna.
Este paraíso, si es que hubo un Dios que alguna vez soñó con algo bello, se ha convertido en una subasta de carnes.
La vida parece una caminata inútil entre el deseo, la vorágine de tener y ser y una mirada de dolor constante y mortal.
Un levantarse del suelo para caer con todo el peso de la tristeza.
Este es el peor día, aunque mi estúpida obstinación quiera creer, con todas las fuerzas que sostienen la vida, que mañana brillará un sol nuevo y el viento traerá sonidos y aromas que embellezcan este lugar.
Decir vivimos, es una forma hipócrita de seguir en este infierno.
Vivimos, porque no estamos muertos, porque aún no nos enterraron del todo y no nos acallaron a golpes todavía.
Vivimos porque aún no se contaminó del todo el aire que nos rodea y porque de alguna manera sostenemos algo que le sirve a alguien.
Pendemos de un hilo y vamos sobre la cuerda floja tendida bajo nuestra pequeñita y absurda esperanza de llegar vivo al otro lado en donde nada nos espera.

miércoles, noviembre 08, 2006

Luna

Anoche el trigo estaba brillante.

La luna enorme besaba cada espiga.

El Paraná, a lo lejos, se encrespaba
y traía el rumor desde la otra orilla.

Anoche miré la luna,
desde mi tristeza,
miré esta pampa añosa
siempre dispuesta a verdear
y maldije a mis ojos
porque se empeñan en guardar
el redondo cuerpo de la luna
dentro de una lágrima.

Gal

jueves, agosto 17, 2006

Una mujer

Una mujer siente lástima de sí misma
se mira en un espejo roto
Nunca tuvo otra cosa en que mirarse
mas que cacerolas y charcos,
turbias superficies, que le devuleven
una gastada y triste luz.

Una mujer camina el viejo sendero
del destierro, hacia los años de la infancia,
hacia la vejez.
Una mujer transitará, en silencio, oscuras calles
para llegar a su propia morada.

Una mujer no encuentra nunca la salida
solo busca un poco de aire fresco en la mañana
y se queda, entre hilos delgados, atrapada
soñando con un gran ojo de agua limpia
que le devuleva el gesto que le robaron.

Gal
agosto 2006.-

martes, julio 04, 2006

Tiempo

Me lleva tiempo, mucho tiempo, comprender al "tiempo". Es una tarea desgastante.
La comprensión tiene sus tiempos y el tiempo es un límite, a la hora de comprender, más aún, cuando exigida por el tiempo debo, inexorablemente ajustar mis ideas desordenadas a un tiempo y forma precisos.
La duda que me demora, en el camino del entendimiento, es una pesada carga. Mientras muchos se mueven sin cuestionar al tiempo y se acoplan a su ritmo yo ando desesperada queriendo descubrirlo. Me quedo despierta hasta muy tarde, espío por los rincones, no dejo un mueble sin correr y corro todos los riesgos que sean necesarios para ver, al escurridizo tiempo, en el exacto momento en el que se mente dentro de los relojes.

gal julio 2006.-

jueves, mayo 04, 2006

El dolor de la infancia


El ángel de la guarda, que cuida a las niñas y a los niños de todos los males, no rondaba por mi barrio el día en que, un oscuro hombre, con manos obscenas quebró, como una paloma de cristal, mis sueños pequeños.
Los únicos ángeles que recuerdo son los que adornaban, en vano, las tumbas de los cementerios fríos y absurdos. Tristes y regordetes niños con alas llorando entre la pudrición.
El ángel de la guarda no atinaba a pasar por la vereda en donde mi inocencia se reflejaba en aguas del sanjón.
¿Dónde estaban los ángeles y Dios cuando mis manos chiquitas no alcanzaban la puerta para escapar?

martes, febrero 14, 2006

Creciendo

“..la dulce fiesta de las cosas más sencillasy la paz en la gramilla de cara al sol..”

Eladia Blázquez


Quiero alimentarme de la luz, que tus ojos vierten sobre mí, cuando me ves oscura y temerosa.
Quiero olvidarme de las sombras para poder hacer una fiesta con las hojas que rodaron por el suelo, una casa con pétalos de flores, y poner con mis manos, llenas de esperanzas, una luna brillante sobre los viejos árboles.
Soplar sobre tus labios las palabras que guardé, desde siempre, en los míos, para el día de tu llegada.
Nacer de vos, beber el jugo dulce de tu cuerpo, abrirme cómo una semilla, feliz entre tus manos.
Hoy voy a extender mis brotes hacia el cielo hermoso de tu mirada, con la esperanza de ser tu refugio y sombra.


14 Febrero 2006.

sábado, febrero 11, 2006

En el ojo de la soledad

Allí, en el centro del dolor
está el sol oscuro
que me cubre.

La sombra de tu cuerpo
debajo de las hojas que
se irán a ningún lugar.

Mi voz llamando a nadie.

Los árboles llorando sus amarillas
muertes sobre las veredas
y el otoño cansado
de venir hasta mi puerta.

Allí está lo lejano,
allí está mi asombro,
mi desnuda mirada pegada
en la ventana.


escrito en 2001

miércoles, enero 25, 2006

Andrea


Ella tiene entre sus dedos
la medida de mi cadera.

De mi piel, el sabor
entre sus labios.

Ella hace, en la arena,
mi huella,
mi pie desnudo
mi camino.

Crece la hierba en la mañana
de sus ojos.

En el sendero de su espalda
mis manos dibujan el futuro.

Ella es la tierra en la que germinan
las flores de mis mañanas.

2003



soy

Soy dueña de mis pasos
soy mi rumbo,
mi destino,
entre ruinas hago mi refugio.
Con astillas de sueños
levanto, entre mis manos, la mañana.

Soy parte de la hoguera
fuego que sube por el cuerpo del silencio
llama que devora el frío, el miedo.

Soy garra, sangre, ala herida
sobrevolando el territorio del olvido.

martes, enero 24, 2006

Propiedad privada




Mis pasos no entienden
los límites.
Mis ojos no comprenden
prohibiciones.
En el lenguaje de las hojas
no caben palabras
que posean sus cuerpos
ellas le pertenecen a la lluvia,
a los días de lenguas suaves
que les dibujan nervaduras
y ocres.
Por huellas viejas, hacia la luz,
camino.
Por ramas, añosas, hacia el viento,
me deslizo.
Por verdes bosques privados
Camino en silencio
Y soy hierba que se enreda
que aroma la piel de los árboles
nada puede detener esta obstinación
vegetal de estar viva.


Escrito 12.07.01

sábado, enero 21, 2006

lenguaje


Es tu cuerpo una hoja tendida
sobre la inmensidad de la hierba
allí mis dedos dibujan símbolos nuevos,
palabras hechas de agua y miel,
secreto idioma,
que solo tu lengua y la mía saben pronunciar.



escrito 2003

para Ann

viernes, enero 20, 2006

Infancia

“…Cerrame el ventanal que arrastra el sol su lento caracol de sueños…”
catulo castillo

Yo creía que el mar dormía dentro de una enorme caracola.
Mi abuela, con esas manos que saben acariciar nietas pero que no pudieron acariciar hijas, ponía en mi pequeña oreja curiosa, la suave caracola que cantaba como el mar.
Yo creía que el mar estaba oculto en uno de esos rincones de nácar, que parte de su inmenso cuerpo, venía en esa rosa caracola para estar conmigo.

Yo creía que los relojes sabían por qué lugar del cielo transitaba el sol, entonces daban las horas exactas, horas de jugar a dar miles de vueltas y caer sobre la hierba a esperar que el mundo se detuviera.

Yo creía que el sol dormía sobre la línea del horizonte, entonces yo corría por el interminable camino, para tocarlo antes que la noche lo tragara y me dejara a solas, en la oscuridad, donde habitaban los fantasmas de dolor.


escrito enero 2006.
"...O ahí, en esos rincones, donde (nosotras lo sabemos)
reina la posibilidad de otra vida en esta..."
Fragmento de Souvenirs.
Diario de estos días
Gabriela de Cicco.

Nos detenemos a mirarnos, en el espejo claro de nuestros ojos, que nos devuelve el manso reflejo de cuerpos nuevos.
Buscamos el dulce sostén que perdimos cuando dejaron de acariciarnos con tanta ternura que no cabía ninguna oscura posibilidad de caer y lastimarnos.
Nos dormimos sobre almohadas mullidas, suaves, tibias que nos alimentan los sueños.
Construimos, con pétalos y aromas, un jardín de tierra fresca en donde sembrar la esperanza.
Todo es posible sobre la piel recién inventada, sobre los deseos hechos a la medida de nuestras caderas.


escrito 2002

domingo, enero 15, 2006

La mesa




Creo que es su olor, su cuerpo, llanura pequeña y maciza, que me lleva a estar cerca de ella.
No tiene el vaivén que tiene el mar y sin embargo sobre ella, navego.
No se lo he dicho nunca con palabras, pero a diario, cuando la acaricio, en mi manera de cuidarla, en el profundo silencio de la noche, mis manos le dicen secretos poemas que huelen a su origen, a madera, a bosque.
Hace tiempo que me acompaña, pero desconozco su verdadera edad, no es joven, ni tiene estilo, solo es ella, ella conmigo, en la angustia de mis soledades, en la reunión de mis afectos, en los desafíos, a la hora de la verdad, a la hora del hambre y de la sed.
A ella la iluminan mis flores, la humedecen mis lágrimas, sobre ella escribo besos, mi historia, el ritual de las caricias.
Se desmigaja el pan de la ternura, ocurre la vida a diario sobre ella.


escrito 2003

sábado, diciembre 17, 2005

El Día Después

Debo despertar , porque el sol sigue allá afuera,
esperando que viva.

Tengo que salir a dar pelea, con el cuerpo lleno de marcas,
con ese dolor constante que solo de a ratos no duele.

Filos de hojas sucias desdibujaron mi rostro.

Rompieron la felicidad de mis flores destrozaron la mujer que era.

La luz de mis mañanas fue arrasada por lenguas obscenas.
Bocas impunes mordieron la voluntad, arrancaron las palabras.

Entre estos escombros se esgrime esta yo antigua y nueva.

Fragmentos de mi inocencia luchan por salir a ver la luz.

Brotecitos de esperanza, buscan el espejo que les devuelva el verde nuevo para saberse vivos.

escrito dic 2005